El gato doméstico, un animal que hoy en día forma parte de millones de hogares en todo el mundo, tiene un origen más complejo y antiguo de lo que se creía hasta hace poco. Investigaciones recientes han demostrado que su domesticación no comenzó en el antiguo Egipto, como se pensaba, sino en el Creciente Fértil hace aproximadamente 10.000 años, coincidiendo con los primeros asentamientos agrícolas de la humanidad.
De cazador solitario a compañero del ser humano
A diferencia de otros animales domesticados por su utilidad en la producción de alimentos o el trabajo, los gatos no fueron criados para un propósito específico. En su lugar, se cree que fueron ellos quienes comenzaron a acercarse a los asentamientos humanos atraídos por la proliferación de roedores que se alimentaban de los granos almacenados. En este contexto, aquellos gatos más tolerantes a la presencia humana fueron los que prosperaron, dando origen a una relación beneficiosa para ambas especies.
El descubrimiento en Chipre de una tumba de hace 9.500 años donde un humano fue enterrado junto a un gato refuerza la teoría de que ya en esa época existía un vínculo especial entre los felinos y las personas.
Un linaje único en la evolución
Análisis genéticos han determinado que todos los gatos domésticos actuales descienden de una única subespecie de felino salvaje: Felis silvestris lybica, el gato salvaje de Oriente Medio. A medida que la civilización avanzó, estos gatos domesticados fueron extendiéndose junto con el comercio y la exploración, llegando a Egipto, Grecia, Roma y, más tarde, a todo el mundo.
El papel de los egipcios en la expansión del gato doméstico
Aunque no fueron los primeros en domesticarlos, los egipcios jugaron un papel clave en la expansión de los gatos como animales de compañía. Eran considerados sagrados y asociados a la diosa Bastet, símbolo de protección y fertilidad. Incluso se han encontrado grandes cementerios de gatos momificados, evidencia del estatus privilegiado que estos animales tenían en la sociedad egipcia.
Un felino aún en evolución
A diferencia de los perros, cuya cría selectiva ha dado lugar a una gran variedad de razas con características muy diferentes, los gatos han mantenido una mayor homogeneidad en su evolución. Su domesticación ha sido parcial, ya que muchos aún conservan su instinto cazador y pueden vivir de manera independiente si es necesario. Sin embargo, con el avance de la genética y la selección artificial, han surgido nuevas razas híbridas, como el bengalí o el savannah, que combinan características del gato doméstico con las de felinos salvajes.
Conclusión
La historia del gato es un reflejo de la evolución de la propia civilización humana. Desde su papel como cazador de roedores en los primeros asentamientos agrícolas hasta su estatus actual como uno de los animales de compañía más populares, el gato ha sabido adaptarse sin perder su esencia independiente y misteriosa. Su domesticación sigue siendo un proceso en curso, y su relación con el ser humano continúa evolucionando.
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